sábado, 30 de junio de 2007

El Qi y la medicina china

El o ki es el término empleado para referirse a la bioenergía o energía biológica según la tradición de China y otros países de Extremo Oriente (Japón, Corea). De acuerdo a la medicina tradicional china, el es una energía que fluye naturalmente por la Naturaleza, y la interrupción de su libre flujo en el cuerpo es la base de los trastornos físicos y psicológicos.

Los practicantes de ciertas disciplinas afirman que el ser humano puede controlar y utilizar esta energía, a través de diversas técnicas, acrecentándola, acumulándola y distribuyéndola por todo el cuerpo o usarla en forma concentrada, como en el Tàijíquán, el Aikido u otras artes marciales. Otros afirman poder curar cierto número de enfermedades y otros efectos liberando el libre flujo del por el cuerpo humano. Éste es el caso de medicinas alternativas como el reiki, la acupuntura la digitopuntura y de algunas disciplinas como el qìgōng.

La ciencia occidental no admite el concepto de como descripción de algo real, aunque se constatan beneficios y logros de las medicinas basadas en ello. La controversia en torno al está relacionada con la explicación de su operatividad como resultado de la intervención del como un fluido inmaterial (energía). Algunos maestros de qìgōng proclaman que pueden detectar y manipular de forma directa el e incluso operar con el mismo a distancia. Muchos científicos, biólogos y físicos, se muestran escépticos con esta explicación y no ven ninguna razón para creer que el sea algo de esta naturaleza, si no puede ser medido e identificado por métodos científicos ortodoxos. Otros, incluyendo algunos maestros de qìgōng tradicionales, creen que el puede ser visto como una explicación de los procesos biológicos y que la efectividad del puede ser explicada en términos más familiares para la medicina occidental.



MEDICINA TRADICIONAL CHINA:

Los primeros escritos de Medicina Tradicional China (MTC) datan de hace más de 2500 años, siendo aún la principal terapia usada por cerca de mil millones de personas en todo el mundo. La MTC consta de:

- Farmacopea China (remedios de origen vegetal, mineral y animal).

- Acupuntura y moxibustión (estímulos de los puntos de acupuntura mediante agujas y/o calor).

- Dietética (normas de nutrición energética).

- Tui-Na (masaje y manipulaciones físicas en puntos de acupuntura).

- Qi Gong (ejercicios chinos que combinan la respiración con el movimiento o bien la respiración con la concentración en posturas estáticas meditativas).

Por supuesto, la especialidad más conocida en el mundo es la acupuntura, que fue la primera en llegar a Occidente, pero las restantes no son menos importantes. En el tratamiento del VIH/SIDA las terapias básicas utilizadas por la MTC son la farmacopea, la dietética y el Qi Gong, intentando todas aumentar la energía o Qi.

La MTC utiliza pues una combinación de hierbas, dieta, ejercicios, acupuntura y ocasionalmente masajes y manipulaciones para curar la enfermedad. La mayoría de los remedios utilizados han sido prescritos desde hace cientos de años, y el conocimiento del uso concreto de cada uno de ellos y sus efectos secundarios se ha ido acumulando y aumentando con los años. En comparación con ellos, los fármacos occidentales son muy nuevos.

El origen de la acupuntura es desconocido, pero se usa desde hace unos 5000 años. Se dice que fue descubierta después de comprobarse que algunas heridas de flecha en ciertas partes hacían desaparecer enfermedades crónicas. Hoy se sabe que los puntos utilizados por los acupuntores son sitios de elevada conductividad eléctrica. Los sanadores prehistóricos parece que se dieron cuenta que estimulando estos puntos la enfermedad mejoraba y los niveles de energía subían. Ellos también descubrieron una forma de energía: qui (o chi), que fluye a través de los canales o meridianos del cuerpo. Estos meridianos unen los diferentes órganos. El qui se entiende mejor como algo más que un impulso eléctrico, es la fuerza de la vida.

La inserción de agujas en puntos de los meridianos actúa como si encendiésemos interruptores en un circuito eléctrico, ayudando a la corriente qui a llegar a órganos específicos. Los sanadores aprenden a medir la fuerza de esta energía y a saber si hay desequilibrios en meridianos relacionados con determinados órganos. En la MTC la enfermedad es la consecuencia de un desequilibrio de energía en el cuerpo, y esto puede atribuirse tanto a factores internos como externos. El trabajo del médico es ayudar al paciente a reequilibrar esta energía. El médico observa la lengua y los pulsos, realizando también una anamnesis o recopilación completa de síntomas e historial médico.

La MTC se basa en los conceptos de yin y yang, que pueden ser traducidos como activo y pasivo, positivo y negativo, masculino y femenino, luz y sombra, etc. Tiene un concepto de los órganos y sustancias del cuerpo distinto del de la medicina occidental. Muchos médicos occidentales han rechazado los conceptos utilizados en MTC como calor, frío, viento, humedad, diciendo que no tienen ninguna relación con la realidad física del cuerpo, tal como ha sido descrita por la ciencia occidental. La medicina de hierbas es utilizada para tratar deficiencias del cuerpo y para eliminar los factores causantes de la enfermedad como humedad, frío, flema, calor, etc., y los materiales de desecho del metabolismo. La acupuntura se usa para ampliar esta medicación. Por ejemplo, si un practicante decide dar un tratamiento para una deficiencia de riñón, el tratamiento de acupuntura se enfocará para ayudar a incrementar los efectos de las hierbas en el funcionamiento de dicho órgano. También se usa la acupuntura para tratar problemas estructurales, tales como el dolor de espalda o muscular y para aliviar la artritis. De hecho, el uso más efectivo de la acupuntura es precisamente el tratamiento del dolor y la ansiedad. Hay muchas teorías en la MTC acerca de la naturaleza del VIH, probablemente por tratarse de una enfermedad surgida en este siglo. Todas insisten en la invasión de un agente patógeno externo. Sin embargo, hay diferentes escuelas de pensamiento acerca de los desórdenes que ocurren como consecuencia de esta "invasión" y de cómo esto puede ser interpretado. Esto quiere decir que los médicos de MTC seguirán diferentes estrategias de tratamiento, dependiendo de su punto de vista sobre el VIH entendida como una enfermedad de calor, una enfermedad de deficiencia, una deficiencia de Yin y riñón, o una afección debida al calor. En otras palabras, en la MTC no se sigue un único punto de vista teórico sobre la causa del VIH, sino que se diagnostica el síndrome que padece el paciente de acuerdo con sus síntomas, tratándose dicho síndrome con una combinación determinada de hierbas, ejercicios, acupuntura, etc. Todos están de acuerdo en que el factor "invasor" externo (VIH) tomará el camino donde menos resistencia encuentre. La primera barrera del sistema inmunológico se encuentra en la capa superficial (Wei Qi); la piel, la boca y todos los orificios del cuerpo, siendo esos los puntos por donde penetra la enfermedad hacia los niveles más profundos. Los órganos más relacionados con el sistema inmunológico son , según la MTC:

- Pulmón: relacionado directamente con el Wei Qi (energía defensiva).

- Bazo (sistema digestivo): base de la producción de energía, el metabolismo y la absorción de nutrientes.

- Riñón (cápsulas suprarrenales): base de la energía heredada (constitución física).

Hierbas medicinales chinas:

De todas las terapias alternativas, la MTC es la que ha estado sujeta a un mayor escrutinio científico. Desde 1950 los científicos occidentales y chinos han trabajado para identificar los ingredientes activos de los preparados tradicionales de hierbas y los han probado en ensayos clínicos. En los últimos años se ha hecho un gran progreso para que las medicinas occidental y china se complementen. Por ejemplo, para tratar algunas formas de cáncer, el complemento de las hierbas chinas reduce la toxicidad de la quimioterapia. Una gran cantidad de hierbas chinas han sido probadas para observar sus efectos en el sistema inmunitario. En la teoría médica china es más importante saber si una hierba es buena para ayudar al cuerpo a luchar contra una enfermedad que la capacidad de esta hierba para inhibir la reproducción de los virus. Esto es porque la MTC tiene la visión de que el virus y otros factores externos (como bacterias, parásitos y hongos) pueden causar enfermedad sólo cuando la fuerza vital (Wei Qi) del cuerpo está mermada. Las hierbas que se han mostrado inhibidoras del VIH se ha visto que lo hacen fortaleciendo la capacidad de las células para resistir la infección, más que inhibiendo directamente el proceso por el cual el virus se reproduce. Un ejemplo es el "violae yeodensitis", el cual no puede matar el virus fuera de la célula, pero previene (en pruebas de laboratorio) la infección de otras células por el VIH. El modo cómo esta hierba produce este efecto es hasta ahora desconocido. Esta hierba es comúnmente usada para tratar la tuberculosis.

También han sido estudiados los efectos de la acupuntura en el refuerzo de la inmunidad. El tratamiento en puntos específicos se ha mostrado eficaz para una mayor producción de interferón, para estimular la capacidad de los leucocitos de matar bacterias, para incrementar la producción de células rojas en gente anémica, para reducir el dolor y para bajar la fiebre.

La MTC utiliza las plantas medicinales casi siempre en fórmulas combinadas, salvo el Ginseng, que suele emplearse solo, o algunas hierbas usadas en la cocción de alimentos (recuérdese la estrecha relación que existe en la MTC entre farmacopea y dietética). Los tratamientos chinos con plantas se prescriben teniendo en cuenta la constitución e historia médica de cada individuo. Al tener experiencia de siglos, la MTC conoce las plantas con sus posibles efectos secundarios y puede prescribir otras que los alivien. Una fórmula de hierbas chinas consiste en primer lugar en la llamada "Emperador", la planta más fuerte para la función principal. "El Ministro", planta que ayuda al "Emperador", puede tener también una función adicional. Los "Asistentes" actúan sinérgicamente para estimular el efecto de las plantas clave o pueden actuar modificando los efectos secundarios o "sobre-efectos" de las hierbas clave. Por último, los "Mensajeros", dirigen las hierbas al área adecuada. Los practicantes han de pasar mucho tiempo conociendo los síntomas del paciente antes de hacer una prescripción. Desconfía si te prescriben después de una consulta de 5 minutos, especialmente si las plantas son fuertes. Cualquier persona con problemas de hígado necesita hacer un análisis de su estado antes de tomar ciertas plantas, y un buen terapeuta preguntará si el paciente los ha hecho en fecha reciente. Las plantas son cosechadas año tras año, siguiendo estrictas normas que se han desarrollado durante siglos para asegurar que los ingredientes activos tengan la misma potencia.

El consumo de hierbas medicinales chinas: Muchas medicinas se preparan como tés a partir de plantas secas. Estas se tienen que hervir de 10 a 30 minutos. Algunas de las fórmulas más comunes se venden en bolsitas de té. Una queja común es el mal sabor, por lo que muchas personas abandonan el tratamiento o se inclinan por tomar la misma fórmula en tabletas. Algunas formas de plantas en polvo se pueden encapsular, así se evita el mal sabor de los tés, además de que se puede encapsular la fórmula individual, no como las tabletas que ya están preparadas. Para algunas infecciones se tienen que tomar las plantas hervidas. Depende de cada persona el tolerar mejor el gusto de algunas plantas.

viernes, 8 de junio de 2007

COSAS SOBRE EL OMEGA 3

El cerebro del humano adulto normal, contiene más de 20 gramos de DHA.

Se han comparado bajos niveles de DHA con bajos niveles de serotonina del cerebro, a lo que se le asocia una tendencia aumentada hacia la depresión, suicidio, y violencia.

Una ingesta alta de pescado, se ha asociado a una disminución significativa en la pérdida de memoria relacionada con la edad y deterioro de la función cognoscitiva y un más bajo riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.

Un reciente estudio encontró que los pacientes con Alzheimer a los que se administró un suplemento rico en omega-3, experimentó una mejora significativa en su calidad de vida.

Nada de lo que se lleve a la boca es tan agradable, como el aceite de pescado OMEGA 3 Vípez para las intrincadas estructuras de las células cerebrales.

El cerebro es el órgano más graso del cuerpo; un 60% está formado por lípidos: diversos tipos de sustancias similares a los ácidos grasos.

La química de los ácidos grasos puede influir profundamente sobre la arquitectura misma de las células cerebrales, la profusión o escasez de las importantes Dendritas y Sinapsis, los ejes de la inteligencia, el aprendizaje, la memoria, la atención, la concentración y el estado de ánimo.

El cerebro puede volverse ineficaz y posiblemente tener disfunciones, a menos que se lo alimente con la necesaria cuota de ácidos grasos (Omega 3) y se limite el consumo de grasas malas.

No cabe la menor duda al respecto.

Si se le niegan las moléculas grasas adecuadas y se lo inunda con las malas, el tejido cerebral puede morirse parcialmente de hambre, una perspectiva nada saludable.

Las membranas exteriores de las células cerebrales pueden abarrotarse y encogerse; los tentáculos dendríticos que se extienden para formar pautas de comunicación con otras células, atrofiarse, y el rico fluido químico de neurotransmisores, secarse o sufrir una especie de cortocircuito y ser incapaz de entrar en las neuronas para transmitir los rnenssajes, de una neurona a otra.

Es entonces cuando se produce un desorden que la naturaleza no tenía intención de desencadenar.
Y, sin embargo, ese es el estado en que se encuentran la mayoría de los cerebros del hombre moderno.

Los científicos creían que comer grasa no provocaba prácticamente ningún impacto sobre el funcionamiento de los cerebros adultos y que ésta sólo era esencial para los cerebros en desarrollo de los niños.

Según el dogma establecido, la única posibilidad de crear un gran cerebro se acababa con la adolescencia, porque a esa edad el cerebro ya era inamovible, inmutable e incapaz de seguir creciendo.

Ahora sabemos que las neuronas pueden seguir creciendo y expandirse durante todas las edades, incluso cuando se es adulto y adulto mayor.

Pero tal crecimiento necesita suministros de ácidos grasos OMEGA 3, dado que durante toda la vida se está moldeando constantemente nuestro cerebro.

El tipo de grasa con que alimentemos nuestro cerebro, desde el nacimiento hasta la muerte, es una de las decisiones más críticas que podemos tomar por su bien o en su detrimento.

Cada vez que acudamos dispuestos a comer una hamburguesa, papas fritas o una pizza cargada de queso grasiento, debemos tener en cuenta lo siguiente: esas grasas saturadas pueden atrofiar el crecimiento de nuestras células cerebrales.

Convincentes investigaciones que se han llevado a cabo con pequeños animales de laboratorio demuestran que el tipo de grasas saturadas pueden llegar a cambiar no sólo el funcionamiento de las células cerebrales, sino también hasta su misma forma, es decir, su morfología.

En resumen, la grasa que ingiera puede cambiar la configuración de las células cerebrales.

Para mantener un equilibrio, es necesario dotar al organismo, la metabolización de OMEGA 3.

Los investigadores saben, desde hace más de una década, que las grasas saturadas son terribles para los cerebros de los mamíferos.

En comparación con animales de laboratorio alimentados con aceite OMEGA 3 (que contienen altos volúmenes de DHA y EPA), los alimentados con abundante manteca saturada no aprenden con la misma rapidez, ni rinden igual cuando son sometidos a una amplia gama de pruebas de memoria, entre las que se incluye encontrar la salida de los laberintos.

Ademas, presentan claras perturbaciones en la memoria espacial a corto y largo plazo, lo que tiene como consecuencia una disfunsión del aprendizaje y de la memoria, a la hora de realizar una amplia serie de tareas en las que intervienen diversas regiones del cerebro, así como de neurotransmisores.

Según la profesora Carol Greenwood, de la Universidad de Toronto, destacada investigadora sobre los efectos de la grasa en el cerebro, eso indica que tal abundancia de grasa en la dieta provoca efectos perniciosos sobre el funcionamiento del cerebro y ayuda a manipular el comportamiento cognitivo extremadamente complejo en los animales.

El principal culpable son las grasas saturadas, causantes de grandes efectos perniciosos sobre la memoria y el aprendizaje.

Cuantas más grasas saturadas comen los animales, tanto más grave es el mal funcionamiento de su cerebro y su memoria. La doctora Greenwood demostró que las curvas de aprendizaje de las ratas descendían en proporción directa a la cantidad de grasas saturadas que comían. Con una dieta de un diez por ciento de grasas saturadas, los animales no aprendían prácticamente nada.

Además, los efectos nocivos de las grasas saturadas sobre el cerebro parece que son acumulativos. Cuantos más años haya seguido una dieta alta en grasas saturadas, tanto más grave será el riesgo de "entontecerse".

Lo más preocupante es que la cantidad de grasa saturada necesaria para producir deterioro en la memoria de los animales, es comparable a la cantidad que suele ingerir el hombre moderno. Es lógico, pues, que esas dietas altas en grasas saturadas,sean sutiles inductores de un aprendizaje deficiente en los jóvenes y de una acelerada pérdida de memoria, relacionada con la edad en los adultos.

Los exámenes visuales de células cerebrales obtenidas tras la muerte de animales alimentados con gran cantidad de grasa saturada desde que eran fetos, hasta que alcanzaron las ocho semanas después de su nacimiento, revelan que las neuronas se habían atrofiado.

Los análisis de la materia gris de animales alimentados con grasa saturada demostraron la existencia de un número más reducido de dendritas, más cortas y con menos ramificaciones de las necesarias para extenderse, enviar y recibir mensajes.

Además de atrofiar las dendritas, los cerebros de los ratones alimentados con un alto contenido en grasas animales solían pesar menos, y sus cuerpos también eran más pequeños.

La doctora Greenwood explica que las dendritas atrofiadas pueden inutilizar la memoria, ya que en las células cerebrales tienen lugar cambios físicos durante el funcionamiento de la memoria y el aprendizaje: "En momentos en que se ejercita la memoria, por ejemplo: cuando alguien aprende, observamos una expansión de las dendritas; así, la expansión dendrítica parece necesaria en términos de funcionamiento de la memoria."

Desde el punto de vista científico, se trata de un descubrimiento muy importante, que quizás está poniendo de relieve una nueva manera que tiene la grasa saturada de influir perniciosamente sobre el funcionamiento del cerebro.

Recientemente, numerosos científicos han investigado otra nueva teoría según la cual la grasa saturada degradaría la memoria y el aprendizaje, al afectar a la hormona insulina.
Tanto los animales como los seres humanos que comen mucha grasa saturada muestran tendencia a desarrollar resistencia a la insulina. Eso significa que la insulina se hace menos «sensible» y eficiente a la hora de manejar la glucosa en la sangre.
La consecuencia es la aparición de perturbaciones en la utilización de la glucosa por todo el cuerpo, incluido el cerebro, y posiblemente un deterioro cognitivo. Por ejemplo, los diabéticos suelen tener un elevado nivel de glucosa en la sangre y un funcionamiento deficiente de la insulina.
Cada vez se admite más que las personas con diabetes insulino-dependientes (tipo 1) y diabetes no insulino-dependientes (tipo 2) suelen desarrollar diversos tipos de deterioro cognitivos, incluidos problemas de memoria.
Según la doctora Greenwood, los investigadores están cada vez más convencidos de que la principal razón subyacente por la que las grasas saturadas dañan el cerebro, es porque predispone a la persona a la resistencia insulínica, una enfermedad que precede y acompaña a la diabetes y que encontramos en la raíz de los problemas de memoria: «Lo que podemos estar viendo en animales y seres humanos que ingieren mucha grasa, es una resistencia a la insulina o un estado prediabético, que lleva a un deterioro de la memoria».

La grasa también puede dañar el cerebro de otra forma alarmante, cuando se ingiere en exceso un determinado tipo y apenas se prueba de otro, ignorando así la sabiduría evolutiva.
La gran mayoría de los hombres modernos llenan sus células cerebrales con el tipo equivocado de grasa e ignoran el tipo correcto, lo que lleva a crear un desequilibrio muy destructivo.
Entre los llamados ácidos grasos poliinsaturados hay dos tipos básicos: la grasa omega-6 y la grasa omega-3, que tienen composiciones químicas singularmente diferentes.
Durante los tiempos prehistóricos en los que evolucionó el cerebro, nuestros antepasados comieron cantidades iguales de omega-3 y omega-6.
La omega-3 se encuentra en el marisco y nuestro cuerpo también produce algo a partir de otros ácidos grasos que se encuentran en los frutos secos, la verdura y la carne magra.
La omega-6 se obtenía en aquellos tiempos sobre todo de frutas y verduras, frutos secos y legumbres.
En la actualidad, la omega-6 procede principalmente de aceites vegetales refinados.
Esa proporción ideal de grasas se mantuvo durante aproximadarnente cuatro millones de años, hasta el siglo XIX.
La Revolución industrial produjo cambios drásticos, incluido el refinado de los aceites vegetales, con alto contenido de omega-6.

La carne magra de caza se vio sustituida por la carne de vaca y cerdo, muy grasientas.

Durante los últimos ciento cincuenta años, la ingestión de grasa saturada y de omega-6 se disparó, al tiempo que se reducía hasta valores patéticos el consumo de omega-3.

Hoy, el hombre moderno a cada instante ingresa a su organismo aceites refinados y Big Macs, ingiriendo de quince a veinte veces más grasas omega-6 que omega-3.

Esa proporción difiere mucho de lo que son nuestros orígenes genéticos y estamos pagando por ello un alto precio en forma de envejecimiento acelerado e índices cada vez más altos de enfermedades crónicas.

Y el cerebro, al estar compuesto en su mayor parte de grasa (la que usted le proporciona), es el principal objetivo de este peligroso desequilibrio de las grasas.

El exceso de grasas malas y la escasez de grasas buenas puede llegar a provocar la disyunción y muerte de la célula cerebral, y el deterioro de las facultades mentales en personas de todas las edades pero, sobre todo, en los jóvenes y en los adultos mayores.

Resulta notable observar cómo cambia el paisaje del cerebro si se ingiere demasiada grasa poliinsaturada, químicamente clasificada como omega-6.

Cuando los ácidos grasos omega-3 luchan contra los omega-6 por el control de las células, el cerebro se convierte literalmente en un campo de batalla.

Debido a su cantidad tan enorme y a lo mucho que los ingerimos, los omega-6 suelen ganar la batalla, estableciendo un dominio tiránico sobre la actividad neuronal.

Esas constantes victorias de los ornega-6, provocan estragos en el cerebro.
Una de las consecuencias potenciales más temibles del dominio de los omega-6 en las células cerebrales es la persistente inflamación del tejido cerebral.

Tal inflamación puede lesionar los vasos sanguíneos cerebrales, iniciar procesos que matan las células cerebrales, defonnar las membranas de la célula nerviosa, perturbando su funcionamiento normal, interferir en la transmisión del mensaje neuronal y provocar apoplejias, la enfermedad de Alzheimer y, probablemente, todas las enfermedades cerebrales degenerativas.

El proceso es complejo, pero en esencia se produce de la siguiente forma: al metabolizar las grasas (descomponerlas para su utilización), se desprenden productos secundarios, algunos de ellos benignos, y otros nocivos, eso depende del tipo de grasa que se consuma.

El metabolismo de los omega-6 se inicia con un feroz castillo de fuegos artificiales que lanza productos incendiarios, desechos de sustancias similares a hormonas, conocidas como cicosanoides, entre las que se incluyen las prostaglandinas, los leucotrienes y las citoquinas, además de producir los radicales libres, todos los cuales provocan inflamación.

Esto lo han constatado los investigadores, tras detectar de una manera continuada en los cerebros de pacientes de Alzheimer, altos niveles de un tipo de prostaglandina proinflamatoria (una sustancia similar a una hormona).

El doctor K. N. Prasad y sus colegas del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado, en Denver, ha denominado «neurotoxinas» a determinadas prostaglandinas, debido a que matan las células cerebrales. Tales descubrimientos han llevado a los investigadores a creer que la activación de estos mecanismos inflamatorios provoca la degeneración de las células cerebrales.

El bajo rendimiento cerebral de las personas que ingieren un exceso de grasas omega-6 no es sólo una teoría: está fehacientemente documentado.

Las investigaciones ha puesto de relieve que las personas ancianas que siguen dietas altas en omega-6 muestran un funcionamiento mental más deficiente y una mayor pérdida de memona.

En un gran estudio que se llevó a cabo en Holanda (el Estudio de Ancianos Zutphen) se analizaron las dietas de unos 1.300 hombres de edades comprendidas entre los sesenta y cuatro y los ochenta y cuatro años.

Tras someterlos a pruebas estándard para valorar su funcionamiento intelectual, quedó claro que los que comían más grasa omega-6, principalmente en forma de margarinas, grasas cocinadas y salsas, tenían un riesgo un 75 por ciento superior de sufrir deterioro cognitivo, incluida la pérdida de memoria, que los que ingerían menos grasas omega-6.

Lo crítico para el cerebro no es sólo la cantidad total de ácidos grasos omega-6 y omega-3 que se ingiere, sino la relación entre cada uno de ellos, es decir, la proporción.
De hecho, según los estudios llevados a cabo por el destacado psicólogo israelí Shlomo Yehuda, en la Universidad Bar-llan de Ramat Gan, esa proporción constituye el factor esencial que determina lo bien que se transmite la información de una neurona a otra.
En el mundo antiguo, no se comia más de una molécula de ácido graso omega~6 por cada molécula de omega-3, lo que permitía un buen funcionamiento del cerebro.
Algunos expertos sugieren actualmente que se puede alganzar un excelente funcionamiento cerebral restringiendo el consumo de ácidos grasos omega-6 a cuatro moléculas por cada molécula de omega-3 que se tome, es decir, a una proporción de cuatro a una.
El doctor Yehuda, de Israel, afirma que esa sería la proporción «óptima».
En los animales de laboratorio se ha descubierto que esta proporción de cuatro a uno mejoraba mucho el aprendizaje, el sueñio, reducía los ataques apopléticos y hasta invertía en buena medida los problemas de aprendizaje inducidos por las toxinas de la célula nerviosa.

miércoles, 6 de junio de 2007

Omega3 y el cerebro :)

No Permita Que su Cerebro Falle por Falta de Grasas Buenas.



Sí señoras y señores, debemos usar Omega 3 para nuestro cerebro, para la depresión, para prevenir malos humores, fallas de la memoria, y muchas otras aflicciones de la mente y del alma.

En esta página trataremos sobre: el componente principal del cerebro, por qué es importante dar a la mente grasa buena, el daño de las grasas Trans a su mente, los comportamientos relacionados con la carencia de Omega 3, por qué es importante Omega 3 para la depresión, mis recomendaciones finales para evitar la depresión ....... Manténgase en sintonía.

La mayoría de la gente está enterada de que el aceite de pescado Omega 3 tiene múltiples beneficios como la protección contra la enfermedad cardíaca.

Pero mucha gente no es consciente de investigaciónes que indican que DHA, un componente importante de los Acídos Grasos Omega 3, es crítico en la función del cerebro, especialmente en niños e individuos viejos.

Sí, las grasas componen el 60% de nuestros cerebros. Así como las proteínas forman nuestros músculos y el calcio nuestros huesos, las grasas hacen nuestro cerebro. Pero no cualquier grasa. Necesitamos una grasa especial, DHA, que es el componente principal de nuestro cerebro. Repito, DHA es el componente principal del tejido cerebral.

Dicho lo anterior, es muy simple entender por qué si no proveemos nuestro cuerpo de bastante Omega 3 va a haber un cierto desequilibrio en la química del cerebro. Por lo tanto, en nuestra función u operación cerebral.

En ese caso, de deficiencia de Omega 3, en vez de DHA nuestro cuerpo utiliza cualesquiera grasa que esté disponible: Omega 6 y ácidos grasos Trans.

Daño Producido por las Grasas Trans en su Cerebro.

Si Ud. no tiene mucho DHA en su sangre, el cuerpo puede usar como material de construcción del cerebro grasas Trans. Aunque las grasas Trans(aceites hidrogenados) tengan forma diferente al DHA: son rectas, mientras que el DHA es curvo.

Si repite el escenario a diario, puede terminar con una depresión, falla de memoria, mal humor. Haga esto a cerebros en desarrollo y tiene niños con dificultades para aprender, problemas de comportamiento en clase. Sus neuronas tendrán conexiones defectuosas, sin Omega 3, pero con grasas Trans.

El ojo humano es otro ejemplo perfecto de la importancia de comer la clase apropiada de grasa. La retina del ojo tiene una alta concentración de DHA, que el cuerpo forma de las grasas nutritivas en la dieta. Cuanto más nutritiva la grasa, mejor puede funcionar. Y puesto que la mayoría de la gente es muy visual para aprender, unos ojos mejores significan mejores cerebros.

Esto debe ser una razón para no creer mucho en esas dietas bajas en grasas buenas.

Las conexiones que nuestras neuronas hacen con Omega 6 y las grasas Trans deforman los patrones normales del cerebro. Nuestras neuronas comienzan a funcionar diferente, menos eficientemente, produciendo comportamientos anormales. Cambios sutiles, delicados.
Las deficiencias en Omega 3 crean niveles bajos de serotonina y de dopamina que comprometen la barrera cerebral, que a su vez protege el cerebro contra materiales indeseables.

También disminuye el flujo normal de la sangre al cerebro, que se relaciona con pacientes con depresión y humor alterado.

Niños que tienen cantidades bajas de DHA en su dieta tienen un desarrollo reducido del cerebro y disminuida la agudeza visual.

La mayor inteligencia y funcionamiento académico de niños criados al pecho, comparados con los niños alimentados con leche no materna se ha atribuido en parte al contenido mayor de DHA de la leche humana.

Algunos niños con funcionamiento pobre en la escuela debido a déficit de atención, se ha demostrado que tienen bajos ácidos grasos esenciales en su dieta.

Hay dos partes en la vida donde es especialmente importante la nutrición del cerebro: la infancia y las últimas décadas. Los cerebros en crecimiento y los que envejecen necesitan más aceite de pescado Omega 3.

DHA es esencial para el crecimiento y el desarrollo funcional del cerebro. Las deficiencias de DHA en infancia se han asociado a debilidad visual y al desarrollo posterior de desórdenes, incluyendo el desorden de déficit de la atención con hiperactividad (ADHD).

Si alimentas el cerebro que envejece con las grasas incorrectas, grasas Trans y Omega 6, puede aparecer un cierto deterioro del sistema nervioso central.

Los niveles bajos de DHA se relacionan con la enfermedad de Alzheimer. En un estudio que seguía por 10 años los niveles de DHA en 1.188 americanos mayores, la enfermedad de Alzheimer era el 67% más probable de desarrollarse en individuos con niveles bajos de DHA.

Algunos Comportamientos Asociados a la Deficiencia de Omega 3.

  • Depresión.
  • Desorden bipolar o enfermedad maniaco-depresiva.
  • Dificultades de la concentración.
  • Algunas esquizofrenias.
  • Agresión.
  • Desorden de déficit de atención.
  • Depresión postpartum.

El Omega 3 para la depresión ha sido conocido desde hace mucho tiempo. Donde quiera que el pescado es común la depresión es rara. Los estudios demuestran que los niveles del omega-3 en sangre son más bajos en gente con depresión severa. El uso de Omega 3 para la depresión se basa en la regulación de la serotonina del cerebro, un anti-depresivo natural. Se ha llamado el Prozac de la naturaleza.

Un estudio en Belmont, Massachusetts, con pacientes suicidas deprimidos los dividió en dos grupos, uno que tomaba a 9 gramos/día de Omega 3, el otro con un placebo. Después de 4 meses pararon el estudio por razones éticas. Pensaron que sería poco éticos si negaran al grupo del placebo las grandes ventajas del aceite de pescado. El Omega 3 para la depresión, una buena alternativa.

Algunos esquizofrénicos tienen niveles bajos DHA en la sangre. Cuando recibieron aceite de pescado sus síntomas se convirtieron en menos severos, menos apatía y menos comportamiento no cooperativo, menos alucinaciones y agresión.

Incluso los monos criados con dietas deficientes en omega-3 exhibieron comportamientos agitados e inestables.

En un estudio publicado en 1999, el aceite de pescado fue utilizado como alternativa al litio, en desorden bipolar. El Omega 3 tuvo buenos efectos de estabilización del humor sin los efectos secundarios negativos de las medicaciones tradicionales (es decir, litio), por ejemplo embobamiento, aumento del peso, temblores, somnolencia, acné, y problemas del riñón. Los pacientes pueden llevar vidas normales, más estabilidad del humor.

Los niños con ADD y ADHD a los que se les da aceite de pescado mejoraron más que con Ritalina. Mejoraron su comportamiento, concentración y relación con sus padres en más del 90% de los niños estudiados. ¿Qué más podemos decir? ¿Qué droga puede hacer eso?

La investigación psiquiátrica alega que una tercera parte de los actos violentos entre presos puede ser evitada dándoles omega-3 y suplementos de vitamina.

La demencia se asocia a niveles bajos de DHA. La demencia ahora afecta el cerca de 47% de la población sobre 80 años de edad, en países occidentales. La investigación ha confirmado la asociación entre los niveles bajos de DHA y de EPA y el deterioro de la función cognoscitiva. Otros estudios han encontrado que la suplementación de aceite de pescado mejora el humor, la cooperación, el apetito, el sueño, y la memoria a corto plazo en los pacientes con la enfermedad de Alzheimer.

Mis Sugerencias para Evitar la Depresión.

Además de Omega 3 para la depresión, hay un número de opciones para Ud. que teme deprimirse o que ya está sufriéndolo: Su dieta y el ejercicio.. Sí, sí, a muchos les debe sonar horrible que todo vaya allá: dieta y ejercicio.

Una dieta alta en Omega 6, o sea alta en granos y carbohidratos, favorece la depresión. Debe limitar sus carbohidratos a comer vegetales y a algunas frutas. Cero granos o cereales. Para más información visite mi futura página sobre dieta.

Todos los días hay más evidencia de que el ejercicio se debe tomar como una droga. Sí señores, como una droga debe ser diario, cuidadosamente aplicado. En intensidad, frecuencia y duración necesarias para conseguir los resultados correctos.

Resumiendo, hemos cubierto que: la grasa es el componente principal de nuestro cerebro, por qué es importante dar a nuestro cerebro las grasas buenas, los daños de las grasas Trans y Omega 6, los comportamientos relacionados con la carencia de Omega 3, porqué es Omega importante 3 para la depresión y mis recomendaciones para evitar la depresión.